A finales del mes de julio de 2012, Suso Fernández volvió a Liverpool como campeón de Europa Sub 19. Además fue titular en todos los partidos. Todavía no había debutado con el primer equipo, pero la afición ya empezaba a pedirlo. A su regreso, el joven español tuiteó sus sensaciones: "Liverpool... Volvemos al equipo reserva el jueves... Nada cambia". Se intuía algo de fatiga por tanta espera sin recompensa, deseando entrar de lleno en los planes de Brendan Rodgers durante la temporada. El técnico se lo llevó a la gira por Estados Unidos. Y semanas más tarde, contra todo pronóstico, debutó en el intermedio del partido de Anfield contra el Manchester United. Todo lo que Suso quería y antes de cumplir los 19 años. Un reto muy grande.
Rápido se hizo con la titularidad gracias a sus notables actuaciones. Sus 45 minutos contra los de Ferguson, la victoria contra el Young Boys o su partido contra el Norwich son buenos ejemplos de ello... pero los encuentros de mucha intensidad o de ritmo muy alto le pasaban por encima. Contra el Everton y el Stoke fue sustituido en el descanso y contra el Wigan, en el primer tiempo. Con la misma velocidad que irrumpió en el primer equipo, empezó a diluirse y a quedarse sin minutos.
Ahora también se queda fuera de las convocatorias. La recuperación de Borini y las llegadas de Sturridge y, más recientemente, de Coutinho cierran las puertas de Suso. Y si no las cierran, al menos las complican. A pesar de todo, y con un contrato de larga duración firmado hace meses, el español sigue siendo del agrado de Rodgers. Un mediapunta tirado a banda, de pase fácil, con visión en tres cuartos que gusta al técnico del Liverpool. Sólo tiene 19 años pero la competitividad, algo que no había al principio de la temporada, todo lleno de jóvenes, ha aparecido en el vestuario de Anfield. Si quiere jugar más tendrá que mejorar. Y esperar, también esperar.