14 de noviembre de 2011

Blackpool, la cantidad y la estabilidad

Han sido dos bonitos años, los últimos, para los aficionados del Blackpool. Tras un paso fugaz por la Premier League, de la que se llevan el buen recuerdo que han dejado, vuelven a los campos de Championship con una plantilla debilitada: su buen rendimiento la temporada pasada incitó a los grandes equipos a fichar a sus jugadores más importantes (Adam, Vaughan, DJ Campbell) a pesar de que consiguieron mantener buena parte del bloque. Continúa Ian Holloway al mando del equipo, un entrenador peculiar, valiente y descarado que lleva desde 2009 en el mismo banquillo, siempre respaldado por la confianza de una afición que se ha entregado a su método de trabajo, ése con el que han triunfado en Inglaterra. Más de una imagen se ha impregnado en la memoria durante este tiempo: la eliminatoria contra el Nottingham Forest, la falta de Charlie Adam en Wembley, el fabuloso debut en Wigan, la temporada de David Vaughan, las dos victorias al Liverpool... y el inevitable descenso. Meses después, el Blackpool, ya lejos de la noticia, atraviesa una etapa de transición.


Cantidad por calidad
El Blackpool supera los treinta jugadores disponibles (muy cerca de cuarenta si se cuentan aquellos que están cedidos) en su plantilla. Un número muy elevado para un equipo profesional y un problema que se acentúa al conocer que en sus instalaciones únicamente disfrutan de dos campos de entrenamiento, lo que desemboca en un serio contratiempo para el ejercicio físico de un colectivo. Podría pensarse que, de este modo, tendrían un equipo reserva tan potente que ganarían la liga sin mayores problemas... Pero tampoco solicitaron la inscripción para dicha competición. En el pensamiento del equipo manager del Blackpool no existe el equipo reserva como nutriente de los futbolistas indispensables sino como las sobras restantes, un hecho que ha causado conflictos en el equipo técnico de Ian Holloway, que fue quien así lo decidió. El técnico inglés optó por pactar amistosos sin tener que ceñirse al calendario que marca la liga de reservas y así tener libertad de organización.


¿Por qué no ha calado esta idea en algunos sectores del club?
Una vez se han realizado más de una docena de contrataciones, lo mínimo que se pide es mantener la forma de estos jugadores. Argumentan, los contrarios a la metodología, que con una plantilla tan amplia había margen para jugar tanto amistosos como para disputar la liga de reservas. Además, se produce otro enfrentamiento: la progresión de los jóvenes. Si es complicado que todos los miembros del equipo puedan estar a disposición del entrenador, más difícil lo tendrán los futbolistas de la academia, que ven esta decisión como un muro infranqueable para ellos. Todo este proceso tiene un objetivo, como no podía ser de otra manera, y responde a la siguiente pregunta: ¿Por qué invertir millones en nuestra academia si podemos alimentarnos de los mejores descartes? Por ejemplo: Tom Ince, ex Liverpool. Sin embargo, surge la misma cuestión. Gestionar los minutos de estos jóvenes sigue siendo tarea difícil.


Política de fichajes
Las ventas de Charlie Adam (Liverpool), David Vaughan (Sunderland) o DJ Campbell (QPR) han dejado un vacío importante. Para su reemplazo han llegado dos fichajes notorios, como son Barry Ferguson y Kevin Phillips, ambos veteranos. El resto de compras del Blackpool pueden criticarse desde muchos aspectos, uno a uno, hasta llegar a las más de diez caras nuevas que presenta la plantilla actual, muchos aún sin haber disputado ni un minuto en Championship. Se ha confiado en la base que se mantuvo de la temporada pasada y hay un apoyo considerable de jóvenes/cesiones que están resultando muy económicas para el club. Así ha llegado Jonjo Shelvey (1992), cedido por el Liverpool, Callum McManaman (1991), por el Wigan, o Lomana LuaLua (1980), que se encontraba sin equipo. Por lo general y exceptuando lesiones, el once del Blackpool queda confeccionado del siguiente modo. Aunque con variantes tanto por lesiones como por polifuncionalidad de los jugadores.


Fútbol
Era evidente que la baja de Charlie Adam iba a condicionar a un equipo que dependía en un porcentaje altísimo de su juego. Ese ritmo descarado, ordenado y atrevido del Blackpool era posible gracias al centrocampista escocés, siempre acompañado por Vaughan, apoyado por Grandin y rematado por Varney y DJ Campbell. El buen toque en corto de los jugadores del centro del campo y el notable desplazamiento en largo hacían del equipo de Holloway un equipo imprevisible. Es (era) precisamente esto último uno de sus puntos más característicos: las diagonales en largo. Un movimiento que, obviamente, tenía a Adam como principal protagonista. Con su despedida han surgido dos cuestiones en el seno del equipo: bien continuar la idea cambiando al pasador o eliminar esta opción de salida.

Ian Holloway, reconocido admirador del Barcelona, aboga por el balón. Conocedor de que ha perdido a sus mejores jugadores para continuar por esta vía, desde el principio le dio total poder a Barry Ferguson para el inicio de la posesión. El dilema al que se enfrenta el Blackpool no es sobre él sino sobre sus acompañantes. La llegada de Shelvey le ha dado muchas variantes: pareja de Ferguson, interior en un 4-3-3, mediapunta en un 4-2-3-1, volante en un 4-4-2 y hasta delantero en un 4-3-3, como se vio durante el último partido frente al Leeds. En todos los esquemas posibles los laterales tienen una importancia muy destacada, una vez sabido que las diagonales largas han dejado de tener tanta efectividad como hace un año.

Barry Ferguson, 1978
Como últimos apuntes están las individualidades interesantes en el equipo. Un gran logro del Blackpool fue mantener a Gilks en la portería, a punto de marcharse en verano. La progresión de Craig Cathcart, por otro lado, es una evidencia y en esta temporada ya ha dado más de una exhibición. En pequeñas dosis, pero Callum McManaman ha demostrado detalles como extremo, más allá de la decepcionante selección Sub 20 del último mundial, al igual que Tom Ince, un año más joven pero algo irregular. Las lesiones de Grandin y Sylvestre, este último ya recuperado, han lastrado a un equipo que se encuentra a mitad de tabla y que tiene complicado alcanzar las mismas metas que hace un par de cursos. Además de Gary Taylor-Fletcher, el que seguramente sea, en la actualidad, el mayor activo del Blackpool. Un club que ha dicho adiós al éxito y que intenta reconducir su situación tanto internamente como en el campo.

1 comentario:

Nico García dijo...

Pedazo de entrada te has marcado Álvaro.

Saludos desde La Escuadra de Mago