19 de julio de 2011

El Liverpool que se está preparando

En el pasado mes de noviembre aterrizaba Damien Comolli en Liverpool con el objetivo de idear una plantilla competitiva desde agosto hasta mayo que argumentase con caras nuevas lo que hasta el momento Hogdson no había conseguido desde el vestuario. Su historial en Arsenal o Tottenham dejaba claros y oscuros, brillantes fichajes compaginados con grandes desembolsos inexplicables. Llegó pisando fuerte, contratando a Luis Suárez y Andy Carroll en una muestra de proyecto cortoplacista en resultados pero imponente y ganador en su valor potencial. Quiso reunir el triunfo presente con un futuro todavía mejor en unos jugadores cuya carrera futbolística todavía no conoce techo y su progresión sólo se puede traducir en mejoría.

La nueva temporada ha tomado el mismo rumbo. Sus primeros fichajes han sido Henderson, Adam y Downing, todos ellos contrastados a nivel Premier League. La inversión ha sido exigente, criticada en muchos sectores de opinión, pero necesaria para hacerse con las mejores piezas del mercado. ¿Cuesta Henderson 16 millones? ¿Vale 20 Downing? ¿Va a rentabilizar Carroll los 45 que costó? A Comolli se le encomendó la misión de formar una plantilla del máximo nivel y lo está haciendo a base de millones: decisión entendible. El salto cualitativo que se demandaba ya es una realidad. Donde hace 12 meses una alternativa en el banquillo era Poulsen, en la primera jornada del nuevo curso lo será Henderson o Adam; cuando la opción para abrir la banda hace poco era Maxi, ahora lo será Downing. Las críticas por el elevado precio de los jugadores no esconde la alegría de sus llegadas, que amplían la gama de recursos de un equipo con un fondo limitado de plantilla.


En términos futbolísticos el debate podría tener algunas lagunas. En primer lugar, el apartado defensivo todavía no ha sufrido novedades, y era un punto necesario. El lateral izquierdo carece de titular (¿Se quedará Insúa?) y el puesto de central pide a gritos un refuerzo por las dudas físicas de Agger, la dudosa capacidad de Kyrgiakos y la decadencia de Carragher. La juventud se está ganando las oportunidades, como ya demostró Kelly en la temporada pasada. Lo mismo ocurre con Flanagan, que ya es una opción real en la mayoría de los escenarios. Sin embargo, los nombres que han sonado y suenan -Dann, Cahill, Cissokho...- invitan al optimismo para un nuevo salto de calidad. No hay que olvidar que el Liverpool disputó un decisivo partido en el Emirates con Robinson y Flanagan en los laterales durante más de medio partido por distintos incidentes. La buena noticia es que el análisis fue positivo.

En segundo lugar, quizás el punto más criticable, es el centro del campo. La sobrepoblación del Liverpool aquí es una realidad que debe ser replanteada. Si bien los fichajes son de nivel, estos relativizan la importancia de los anteriores jugadores en esos puestos. A saber: Lucas, Spearing, Meireles, Cole, Gerrard, Poulsen, Jovanovic, Aquilani, Coady, Henderson, Adam y Downing para ocupar tres puesto; cuatro a lo sumo. Se solapa talento con juventud, experiencia con proyección, potencia con finura. Encontrar el esquema idóneo en este apartado, seleccionar los jugadores específicos, será el asunto más decisivo para el devenir del conjunto de Dalglish a lo largo de la próxima campaña. En los primeros encuentros de la temporada están destacando los primeros minutos de Adam como red o la labor de Aquilani, que tiene muchas papeletas para despedirse de Anfield, al igual que Meireles.


Todavía no se puede elogiar el trabajo en fichajes de Comolli, pues pagar cuanto te pidan por un jugador -sea cual sea el precio- no implica que su contratación sea un éxito. El mérito llegará cuando los nuevos futbolistas triunfen en el club, incluso se revaloricen, y sobre todo justifiquen las grandes cantidades que se están pagando por ellos. Ilusionante es, sin duda, el Liverpool que está preparando Damien Comolli.

16 de julio de 2011

Inglaterra U17 2011

No se puede decir que la generación '94 de Inglaterra vaya a marcar un antes y un después. Simple y llanamente, no lo hará porque ni siquiera se ha acercado a la de sus predecesores -vencedores del Europeo U17-. El amargo sabor que han dejado sus partidos y su apática imagen ante circunstancias negativas los ha terminado por eliminar en los cuartos de final del Mundial U17 que se está disputando en México. Era su segunda oportunidad, ya que meses antes habían jugado el Europeo -eliminados en semifinales-, donde ya dejaron ver sus características.


Las comparaciones son inevitables para establecer una medición aproximada de su nivel. Ni el portero era seguro, ni tenían un delantero centro tan decisivo, ni en el centro del campo tenían el ingenio de la generación pasada. Posición por posición podría decirse que no habría más de dos -a lo sumo tres- '94 que serían titulares en la '93. Por eso mismo, siempre quedará el interrogante de lo que podrían haber hecho los Wickham, McEachran, Barkley y compañía de haber coincidido en una temporada con un Mundial de por medio.

Vamos a destacar algún nombre. Hay dos jugadores que resaltan sobre los demás. Uno, Nathan Redmond, porque debutó esta temporada con el Birmingham, no porque haya ofrecido un buen rendimiento; otro, Raheem Sterling, porque fue convocado con el Liverpool para un partido de Europa League después de una exhibición durante un partido de los reservas. Su participación en el Mundial ha sido lo más destacable del combinado inglés. Imposible no nombrar a Nathaniel Chalobah, que ya fue titular en el Europeo 2010 y que ahora es el jefe de esta generación. Del Chelsea, ya ha sido convocado con la primera plantilla.


Como en todos los equipos, siempre hay alguien que te gusta por encima de todos. En mi caso ha sido Jake Caskey, mediocentro del Brighton, que ya ha jugado varios partidos en League One, y que tendrá un papel interesante en Championship. Bonitos detalles ha dejado Alex Henshall, extremo del Manchester City, que no gozó del privilegio de la titularidad. Por cerrar la lista: Hallam Hope, del Everton, con su juego de espaldas en la delantera; Powell, del Crewe Alexandra, por tener un fino toque en una selección que no lo practica; Smith o Cousins, los laterales; y Clayton o Lundstram. La conclusión, sin embargo, es clara, salvo sorpresa: esta generación '94 de Inglaterra no será mejor que la anterior.

12 de julio de 2011

El papel complementario

La historia del personaje secundario se relata en voz baja. Su tono acompaña a la melodía que predomina. En un plano distinto a la magnitud que engloba el protagonista, acostado sobre sus virtudes, plantea un papel que se antoja imprescindible para entender el todo. No son pocas las parejas que han trascendido por tener un compañero de su lado, distinto, que equilibra las comparaciones. Hablamos de Batman y Robin, de Don Quijote y Sancho, de Enrique y Álvaro Urquijo o de Springsteen y Clarence Clemons. El complemento, la pareja, realiza una operación cuyo resultado lo acerca a la nota máxima.


Recogiendo las migajas de los elogios con los que Charlie Adam ha alimentado su última temporada, David Vaughan ha conseguido hacerse un hueco en la foto que agrupa a los mejores futbolistas del Blackpool del año pasado. Adam era el protagonista. Nadie lo dudó y él aceptó el papel desde la la pre-producción, cuando nada había comenzado todavía. Tras el telón aguardaba Vaughan, sabedor de su papel secundario, envolviendo en 170 centímetros cantidades kilométricas de pases en largo, de combinaciones en un palmo o de asistencias invisibles. Se hizo propietario único de su personaje, quizás sólo él podía cogerlo, y se encomendó a su relación con Adam para rodar la película de la permanencia.

El equipo se cosió en los pies de Adam y se puso en marcha con la cabeza de Vaughan. Eran la pareja que decidía, los que ocupaban los espacios del terreno que te llevan a la victoria. El centro del campo era su cometido. La llegada y potencia de Charlie escondían la creación y maduración de David. Cuando Adam lanzaba la jugada desde su frontal y aparecía en el área rival para anotar el tanto, Vaughan apoyaba en primera instancia y se ocupaba del resguardo de su protagonista. Eran tareas distintas, complementarias al fin y al cabo, que llegaron a rozar la salvación.


El proyecto no se sostuvo con dos piezas talentosas y los brotes de genialidad no escondieron unos defectos que fueron perforados. Descendieron pero aprobaron, si se permite la contradicción. La nota final hizo el corte; los decisivos dieron un paso al frente y los rezagados no tuvieron elección. Adam marchó al Liverpool, como era de esperar, dejando huérfana una plantilla necesitada de un protagonista. Por su parte, Vaughan no quiso renovar y consideró que su papel había sido válido. De hecho lo fue, infravalorado y en la sombra, pero protagonizó al actor secundario que quiso perfeccionar la historia.

Queda alrededor de un mes para que comience de nuevo la competición. Vaughan ya ha decidido su futuro. El Sunderland, que vendió recientemente a Henderson, contrata al mediocentro galés a precio cero para reforzar su medular. Pocos fichajes motivan tanto como el que ejemplifica Vaughan. Un salto cualitativo, una presión mayor sobre un jugador que ha rendido en un contexto limitado. Tampoco es cuestión de exigir, el talento termina brotando ante cualquier descuido. Por suerte, podemos afirmar que el de David Vaughan, en su papel, está fuera de toda duda.