30 de noviembre de 2011

El abrazo del ascenso

Grant Holt y Wes Hoolahan. Goleador y asistente. Ellos dos representan el último ascenso del Norwich City, el que les llevó desde Championship a la Premier League por la vía directa. Las plantillas evolucionan con los fichajes, se transforman y, de vez en cuando, cambian sus fichas indispensables. La transición de mayo a noviembre, tiempo que ha pasado desde el ascenso hasta la actualidad, ha empujado hacia detrás al que hace un año era el eje del club, el nueve, Grant Holt. La llegada de Morison y el buen rendimiento que éste ha dado junto a la preferencia por utilizar un único delantero, han llevado al capitán del Norwich al banquillo en más de una ocasión. No así ha ocurrido con Wes Hoolahan, el otro activo decisivo del equipo, que, sin embargo, sí que ha tenido que adaptarse a distintos cambios tácticos sin perder la titularidad. Desde partir por la derecha a jugar retrasado en el centro. Unas modificaciones que no han dañado su técnica individual y que lo han hecho mejor futbolista. Porque, un año más tarde, Hoolahan sigue decidiendo partidos y sumando puntos.


¿Que por qué es el momento de comentar la situación de los dos jugadores del Norwich? El sábado pasado, contra el QPR, con empate en el marcador, ambos salieron al campo desde el banquillo en el minuto 70. Los dos, juntos, recordando sus hazañas de la 2010/2011. Grant Holt fue directo a la punta del ataque, haciendo pareja con el que hoy está por delante de él, el ya mencionado Morison; y Hoolahan tomó las riendas de la mediapunta. Libertad absoluta para decidir, para mover y para pensar. Tres minutos después, el pequeño catorce recibió un balón en el borde del área, levantó la cabeza y vio a su compañero. Con esa pierna izquierda que tantos detalles ha dejado, colgó el balón directo al área pequeña, lugar en el que apareció Holt para anotar. La celebración posterior es una imagen que aún hoy muchos recordamos como un viaje en el tiempo, como un paso atrás en el calendario, volviendo a visualizar los partidos frente a Scunthorpe o Ipswich que les dieron el ascenso. La misma fotografía, ambos abrazados y sus compañeros rodeándolos.

Fuese o no el gol de la victoria, que lo fue, pasó a un plano secundario. Por primera vez en la temporada, los artífices del ascenso se encontraron para crear un gol entre ambos. No había ocurrido aún. Un gol que permitió dar un paso atrás en la memoria para retornar al presente pensando que, si ambos jugadores ofrecen un rendimiento parecido al del curso pasado, el Norwich debería permanecer un año más en la Premier League. Aunque sólamente sea por abrazos como el del sábado.

28 de noviembre de 2011

El noviembre de Gary Gardner

El mes de noviembre de 2011, ahora que se despide un año más, lo va a recordar el resto de su carrera. Ha sido inevitable no cruzarse con alguna noticia o un pie de página que hablase de sus actuaciones en los últimos días. Gary Gardner, de 1992, debutó en partido oficial con Inglaterra Sub 21 a primeros de mes, se exhibió poco después en la Next Gen Series, lo que propició su cesión al Coventry, y, en su debut en el fútbol profesional, marcó el único gol de su equipo. Todo ello en apenas tres semanas. Como para no dedicarle unas líneas al jovencísimo canterano del Aston Villa, hermano menor de Craig Gardner, jugador del Sunderland, con quien ya ha reconocido que sería un placer jugar en la selección absoluta.


La carrera del mediocentro inglés no puede ir mejor encaminada. Sus primeros coletazos en el centro del campo apuntan hacia un nuevo intento por revitalizar la definición de futbolista 'bot-to-box', cada vez más costosa de producir. El primero de los dos goles que marcó con Inglaterra fue un bellísimo lanzamiento de falta pocos minutos después de ingresar en el campo. Luego hizo el segundo de disparo lejano. Una semana más tarde marcó un hattrick en la llamada Champions League para menores. Detalles para todos los gustos: gol desde segunda línea, remate portentoso de cabeza después de provocar el fallo del rival, anticipación, definición ante el portero... Ello propició no sólo los elogios sino el atrevimiento del Coventry para conseguir su cesión. También hizo gol. El caso es que Gary Gardner ha irrumpido en el fútbol profesional y da la sensación, visto lo visto, que su debut con el primer equipo del Aston Villa no está muy lejano en el tiempo.

24 de noviembre de 2011

El Aston Villa de McLeish

Sin conocer la opinión del seguidor que va cada dos fines de semana a ver a los futbolistas que comparten sus colores, espero que en el Aston Villa hayan dejado de pensar en los últimos jugadores que han abandonado el equipo recientemente. La actualidad la dirige Alex McLeish y todo ha cambiado radicalmente desde agosto. La transformación, tal y como marca el carácter del técnico, ha sido hacia un conjunto mucho más defensivo, menos alegre y sorprendentemente conformista con lo mínimo. Los de Birmingham han perdido parte de su encanto; su entrenador así lo ha querido. No queda otra cosa, pues, que ver hacia dónde ha girado el Aston Villa y qué alternativas maneja para guiarlo con efectividad.


Supuestamente olvidadas las ventas de Ashley Young y Stewart Downing, el Aston Villa todavía sigue esperando la mejor versión de su mejor fichaje veraniego: N'Zogbia. En el once inicial desde el primer día, el ex del Wigan no ha sido indiscutible en las últimas semanas por su escaso rendimiento y por los cambios de esquema. Shay Given no ha tenido problemas para hacerse con la titularidad en la portería (llegó para eso) y Alan Hutton apenas tiene competencia para el lateral derecho. Jenas, por su parte, para terminar el breve resumen de las caras nuevas, aún no ha entrado en acción.


El Aston Villa no ha encontrado un once ideal que le sirva como base. Del 4-2-3-1 con el que empezó la temporada, y pasado por diversas variantes (4-1-3-2, 4-3-1-2...), se ha llegado a un convencional 4-4-2 con Agbonlahor y Bent en punta, los dos mayores activos del equipo. McLeish ha ido cambiando viendo que sus decisiones no fructificaban: Fabian Delph, tras siete partidos seguidos como titular, fue directo al banquillo; Bannan tenía que jugar en banda o, en el mejor de los casos, tenía minutos en la mediapunta; a Ireland pocos le esperan y Marc Albrighton está inexplicablemente inutilizado. Decisiones, todas ellas, de un Alex McLeish que no da con la tecla pero que se sigue manteniendo gracias a los decentes resultados.

Chris Herd, 1989
Sin embargo, en el último mes se ha establecido un patrón común que parece indicar lo que podemos esperar de este descafeinado Aston Villa, un equipo con un 42% de posesión media y 3 tiros entre palos por partido. El balance de goles tampoco es una maravilla, 16 en 12 partidos. Su actuación del lunes pasado frente al Tottenham fue la demostración de lo pasivo que puede ser este equipo (30% de posesión, sometido 90' al rival). No invita al optimismo, desde luego, pero su defensa retrasada y la velocidad para salir al ataque (protagonismo de Agbonlahor) se han sentado como las características principales de los villanos. El 4-4-2 es la base.

Para conseguir un mayor equilibrio en todas las líneas, McLeish se decantó hace unas semanas por introducir en el esquema titular a Chris Herd junto a Stiliyan Petrov en el centro del campo y el resultado colectivo e individual ha sido positivo, tanto como que el australiano ha recibido su primera llamada internacional y su rendimiento ha sido sorprendente e ilusionante para el que escribe estas líneas. Casi un 70% de acierto en el tackle, un buen despliegue físico y coberturas en banda son sus mejores actividades hasta la fecha. De este modo, Petrov queda más oxigenado para elaborar -Herd no participa en esta faceta debido a sus carencias con balón- y tiene una mayor libertad para sumarse al ataque. Los dos volantes han sido, recientemente, N'Zogbia y Heskey. El primero, eminentemente ofensivo, por la derecha, a banda cambiada, para buscar el interior y las subidas de Hutton. El segundo, mucho más físico y trabajador en defensa, readaptado a una posición antinatural para el veterano punta inglés.

Gabriel Agbonlahor, 1986
Pero en el aspecto ofensivo siguen reinando Bent y Agbonlahor. El primero de ellos lleva 5 goles en esta campaña (marcó 9 desde enero de 2011, cuando fichó por el Aston Villa, hasta el final de la temporada pasada). El ex del Tottenham rara vez participa en el juego de su equipo si no es en el remate, pero sus estadísticas lo avalan y tiene muchas papeletas para, incluso, ser el nueve titular de Inglaterra en la próxima Eurocopa. Por su parte, Agbonlahor ha recogido las semillas de los Milner, Young, Barry y Downing y se ha hecho cargo de los suyos. Un dato explica su importancia: de los 12 partidos disputados, únicamente en cuatro de ellos ha dejado de marcar (cinco goles) o dar una asistencia (seis). Es vital, Alex McLeish lo sabe, y se ha convertido en el principal baluarte a la hora de lanzar los veloces ataques. Sin ir más lejos, su última víctima, a quien destrozó, fue Kyle Naughton en la reciente victoria del Aston Villa sobre el Norwich.

Antes de dejar atrás el 2011 se verán las caras contra Manchester United, Liverpool, Arsenal (en casa) y Chelsea (a domicilio). Asumiendo que los puestos europeos son inalcanzables y en la Carling Cup están eliminados, el Aston Villa tiene equipo más que suficiente para terminar la temporada varios meses antes de mayo.

22 de noviembre de 2011

La sonrisa de Shane Long

"Los niños confían en todo el mundo. Confían en que les muestres el camino y no cuestionan los motivos". Con esta idea comienza el capítulo 6x08 de Dexter.


El delantero recibe de espaldas y se da la vuelta. El balón se le va largo y apura su zancada. El lateral rival, Alan Hutton, que corre a la cobertura, se tira al suelo y arrolla al pequeño atacante. Shane Long da media vuelta en el aire, cae violentamente y se retuerce de dolor en el suelo. Minutos después intenta volver al campo pero su rodilla no se lo permite: está lesionado, es inevitable. Era la tercera o cuarta falta que recibía en los primeros minutos de partido y ya había sido fulminado. Un niño inocente, un futbolista triste que tras varias semanas sin poder jugar reconoció que "Alan Hutton no tiene nada por lo que disculparse". No cuestionó los motivos. Tampoco le importan. Es como un niño y lo único que le preocupa es volver a jugar.

Vestido con un polo blanco, un jersey azul marino de pico y unos zapatos oscuros, Shane Long pasaría por un adolescente que asiste a clase a las ocho de la mañana escuchando 'Busted' en sus auriculares. El grado de empatía del punta irlandés es comparable a la amplitud de su sonrisa y a la calidad de sus travesuras. Su imagen representa a un niño que con 24 años se divierte y es feliz corriendo sobre el verde de los campos de la Premier League. Entrañable, pícaro y especial. En una falta se pega al portero para incomodarlo; en ataque juega con los centrales burlándose del fuera de juego; como no es lo suficientemente alto, aparece de imprevisto para saltar antes que su marcador. Su ritmo lo marcan unos desmarques endiablados, con unas piernas que se mueven a la velocidad del rayo. Si recibe una falta, como en el recreo del colegio, se levanta y continúa con el juego; si lo lesionan, como hace cuatro semanas, se resigna a una pronta recuperación. Una vez ha vuelto, marca, como el sábado, y recupera la sonrisa.

Shane Long es un niño feliz que divierte al aficionado del fútbol.

20 de noviembre de 2011

Conclusiones del Chelsea - Liverpool


Novedades en el Liverpool
La entrada de Bellamy y Maxi en el once del Liverpool fue sorprendente. El argentino llevaba 15 minutos disputados en la presente Premier League y Bellamy únicamente había entrado en la alineación titular en una ocasión. Pero hay razones de peso para defender esta decisión. El rendimiento de Downing, a pesar de haber brillado con la selección inglesa en la última semana, ha sido decepcionante en una valoración global. Algo parecido al caso de Henderson, que ha sido utilizado como volante con muchísima presencia en el interior. Su precio (veinte millones) nos sigue recordando que puede dar mucho más en el Liverpool.

David Luiz, titular
Se ha venido pidiendo su titularidad desde que llegase al Chelsea el invierno pasado. Pero lo cierto es que su fútbol sigue dejando dudas en muchos aspectos. No ser un defensa al uso tiene muchos puntos en contra y, aunque sea capaz de aguantar un 1x1 ante cualquier delantero y consiga sacar el balón en carrera con toda la claridad del mundo, no deja de dar argumentos defensivos para que se desconfíe de él. Contra el Liverpool, una vez más, dejó destellos brillantes y numerosas dudas en cuanto a la rentabilidad de alinearlo de inicio.

Maniobra de Villas-Boas
Con el control mayoritario de la posesión pero sin peligro alguno, el técnico portugués tomó una decisión de peso en el descanso. Quitó a Mikel, borró el 4-3-3 y metió a Sturridge. Pero la modificación se produjo en el esquema. Lampard y Ramires formaron pareja en el centro del campo y, lo más importante, se le dio libertad a Mata en la mediapunta de un 4-2-3-1 con Sturridge y Malouda en los volantes. Mejoró notablemente el Chelsea y empató el encuentro. Su posesión pasó de intrascendente a peligrosa. Hasta que se dio cuenta Dalglish.

Respuesta de Dalglish
A pesar de que Kenny Dalglish no se caracteriza por decisiones brillantes durante los partidos, en Stamford Bridge fue decisivo. Vio que Mata estaba volviendo loco al Liverpool entre líneas y metió a Henderson por Bellamy. El joven inglés presionó la salida del Chelsea (Lampard), sumó un activo en el centro y permitió que Lucas, en un fabuloso partido (y ya van...), centrase su actividad sobre Mata. El español quedó anulado entre el brasileño y Adam: el peligro entre la defensa y el centro del campo había quedado resuelto; el partido, dormido.

Glen Johnson y el gol
Es curioso cómo una jugada decisiva puede cambiar tan notoriamente la opinión sobre el partido de un jugador. El gol que marcó, que decidió el encuentro y dio los tres puntos, ahogó todas las críticas posibles hacia su rendimiento durante los 85 minutos anteriores. No extraña que el Chelsea hubiese explotado la banda de Glen Johnson para utilizar sus ataques, pues el lateral inglés no deja de evidenciar notables carencias en ese aspecto. En pleno debate sobre el lateral derecho de la selección absoluta, Glen Johnson ha ganado adeptos en Stamford Bridge por marcar un gol. Pero ha perdido muchos por los visibles defectos que constantemente golpean al Liverpool por su carril.

14 de noviembre de 2011

Blackpool, la cantidad y la estabilidad

Han sido dos bonitos años, los últimos, para los aficionados del Blackpool. Tras un paso fugaz por la Premier League, de la que se llevan el buen recuerdo que han dejado, vuelven a los campos de Championship con una plantilla debilitada: su buen rendimiento la temporada pasada incitó a los grandes equipos a fichar a sus jugadores más importantes (Adam, Vaughan, DJ Campbell) a pesar de que consiguieron mantener buena parte del bloque. Continúa Ian Holloway al mando del equipo, un entrenador peculiar, valiente y descarado que lleva desde 2009 en el mismo banquillo, siempre respaldado por la confianza de una afición que se ha entregado a su método de trabajo, ése con el que han triunfado en Inglaterra. Más de una imagen se ha impregnado en la memoria durante este tiempo: la eliminatoria contra el Nottingham Forest, la falta de Charlie Adam en Wembley, el fabuloso debut en Wigan, la temporada de David Vaughan, las dos victorias al Liverpool... y el inevitable descenso. Meses después, el Blackpool, ya lejos de la noticia, atraviesa una etapa de transición.


Cantidad por calidad
El Blackpool supera los treinta jugadores disponibles (muy cerca de cuarenta si se cuentan aquellos que están cedidos) en su plantilla. Un número muy elevado para un equipo profesional y un problema que se acentúa al conocer que en sus instalaciones únicamente disfrutan de dos campos de entrenamiento, lo que desemboca en un serio contratiempo para el ejercicio físico de un colectivo. Podría pensarse que, de este modo, tendrían un equipo reserva tan potente que ganarían la liga sin mayores problemas... Pero tampoco solicitaron la inscripción para dicha competición. En el pensamiento del equipo manager del Blackpool no existe el equipo reserva como nutriente de los futbolistas indispensables sino como las sobras restantes, un hecho que ha causado conflictos en el equipo técnico de Ian Holloway, que fue quien así lo decidió. El técnico inglés optó por pactar amistosos sin tener que ceñirse al calendario que marca la liga de reservas y así tener libertad de organización.


¿Por qué no ha calado esta idea en algunos sectores del club?
Una vez se han realizado más de una docena de contrataciones, lo mínimo que se pide es mantener la forma de estos jugadores. Argumentan, los contrarios a la metodología, que con una plantilla tan amplia había margen para jugar tanto amistosos como para disputar la liga de reservas. Además, se produce otro enfrentamiento: la progresión de los jóvenes. Si es complicado que todos los miembros del equipo puedan estar a disposición del entrenador, más difícil lo tendrán los futbolistas de la academia, que ven esta decisión como un muro infranqueable para ellos. Todo este proceso tiene un objetivo, como no podía ser de otra manera, y responde a la siguiente pregunta: ¿Por qué invertir millones en nuestra academia si podemos alimentarnos de los mejores descartes? Por ejemplo: Tom Ince, ex Liverpool. Sin embargo, surge la misma cuestión. Gestionar los minutos de estos jóvenes sigue siendo tarea difícil.


Política de fichajes
Las ventas de Charlie Adam (Liverpool), David Vaughan (Sunderland) o DJ Campbell (QPR) han dejado un vacío importante. Para su reemplazo han llegado dos fichajes notorios, como son Barry Ferguson y Kevin Phillips, ambos veteranos. El resto de compras del Blackpool pueden criticarse desde muchos aspectos, uno a uno, hasta llegar a las más de diez caras nuevas que presenta la plantilla actual, muchos aún sin haber disputado ni un minuto en Championship. Se ha confiado en la base que se mantuvo de la temporada pasada y hay un apoyo considerable de jóvenes/cesiones que están resultando muy económicas para el club. Así ha llegado Jonjo Shelvey (1992), cedido por el Liverpool, Callum McManaman (1991), por el Wigan, o Lomana LuaLua (1980), que se encontraba sin equipo. Por lo general y exceptuando lesiones, el once del Blackpool queda confeccionado del siguiente modo. Aunque con variantes tanto por lesiones como por polifuncionalidad de los jugadores.


Fútbol
Era evidente que la baja de Charlie Adam iba a condicionar a un equipo que dependía en un porcentaje altísimo de su juego. Ese ritmo descarado, ordenado y atrevido del Blackpool era posible gracias al centrocampista escocés, siempre acompañado por Vaughan, apoyado por Grandin y rematado por Varney y DJ Campbell. El buen toque en corto de los jugadores del centro del campo y el notable desplazamiento en largo hacían del equipo de Holloway un equipo imprevisible. Es (era) precisamente esto último uno de sus puntos más característicos: las diagonales en largo. Un movimiento que, obviamente, tenía a Adam como principal protagonista. Con su despedida han surgido dos cuestiones en el seno del equipo: bien continuar la idea cambiando al pasador o eliminar esta opción de salida.

Ian Holloway, reconocido admirador del Barcelona, aboga por el balón. Conocedor de que ha perdido a sus mejores jugadores para continuar por esta vía, desde el principio le dio total poder a Barry Ferguson para el inicio de la posesión. El dilema al que se enfrenta el Blackpool no es sobre él sino sobre sus acompañantes. La llegada de Shelvey le ha dado muchas variantes: pareja de Ferguson, interior en un 4-3-3, mediapunta en un 4-2-3-1, volante en un 4-4-2 y hasta delantero en un 4-3-3, como se vio durante el último partido frente al Leeds. En todos los esquemas posibles los laterales tienen una importancia muy destacada, una vez sabido que las diagonales largas han dejado de tener tanta efectividad como hace un año.

Barry Ferguson, 1978
Como últimos apuntes están las individualidades interesantes en el equipo. Un gran logro del Blackpool fue mantener a Gilks en la portería, a punto de marcharse en verano. La progresión de Craig Cathcart, por otro lado, es una evidencia y en esta temporada ya ha dado más de una exhibición. En pequeñas dosis, pero Callum McManaman ha demostrado detalles como extremo, más allá de la decepcionante selección Sub 20 del último mundial, al igual que Tom Ince, un año más joven pero algo irregular. Las lesiones de Grandin y Sylvestre, este último ya recuperado, han lastrado a un equipo que se encuentra a mitad de tabla y que tiene complicado alcanzar las mismas metas que hace un par de cursos. Además de Gary Taylor-Fletcher, el que seguramente sea, en la actualidad, el mayor activo del Blackpool. Un club que ha dicho adiós al éxito y que intenta reconducir su situación tanto internamente como en el campo.

8 de noviembre de 2011

Hay que conocer a Jacob Butterfield

Quise comentarlo en los ciento cuarenta caracteres que permite twitter cuando me enteré de la noticia pero me pareció un dato demasiado intrascendente. Según quien la lea, porque el que escribe gesticuló una pequeña sonrisa al conocerlo y no dudó en reafirmar esa apuesta mental con la que se debate cada semana: él jugará en Premier League más pronto que tarde. Raro sería que no lo hiciese desde agosto de 2012 aunque los más optimistas pensamos que este mismo enero podría dar el salto. Es muy posible. Un punto a favor de ello es que el próximo verano termina contrato y su futuro es incierto. Ya llegará su tiempo. El caso es que Jacob Butterfield ha sido llamado con Inglaterra Sub 21 y había que destacarlo de algún modo. Aunque fuese de manera breve y secundaria era necesario hacerlo.


Así las cosas, una convocatoria con una categoría inferior es argumento suficiente para sacar un par de párrafos y dar a conocer a este joven talento del Barnsley. Su irrupción en Championship, al margen de que su equipo sea incapaz de encadenar dos triunfos seguidos, ha sido apabullante. Empezó a despuntar escorado a una banda pero su trascendencia en el equipo lo han resituado en la mediapunta. Como no puede ser de otro modo, este talentoso diestro posee una técnica individual maravillosa acompañada de un golpeo de balón que ya ha exhibido en sus cuatro goles de la presente temporada. El caso de Butterfield, de 1990, no es nuevo para los aficionados del Barnsley, que vieron cómo hace aproximadamente un año tenían que despedirse de Adam Hammill, que partía hacia Wolverhampton en las mismas circunstancias: después de culminar una primera vuelta sensacional. Parece que el camino se conoce y únicamente queda esperar acontecimientos.

7 de noviembre de 2011

Algo cambia en Blackburn

Para hablar de evolución en el Blackburn hay que andarse con pies de plomo. No hay que entenderla como un cambio en su tipología de juego y tampoco como la consecución de una racha positiva (seis partidos sin ganar y una única victoria esta temporada). En este caso, para ser cautos, sabiendo que son un equipo por el que no apostaría ni un euro en el momento más saneado de mi economía, se puede hablar de un minúsculo progreso que, de continuar como se intuye, puede desembocar en una realidad mucho más interesante. Los resultados no hablan bien de ellos pero sí se pueden rascar cosas a su favor, como son los fichajes realizados y el buen trabajo de cantera. Su técnico, Steve Kean, está más que cuestionado pero algo está cambiando en el Blackburn Rovers. Lo parece. Aunque es posible que todavía no se note. Quizás por la obsesión que se tiene con el entrenador.


Para demostrarlo se ha cogido la alineación frente al Chelsea del pasado sábado y se ha comparado con el once utilizado, hace justo un año, en la temporada anterior. Permanecen únicamente cuatro jugadores con respecto a 2010 y, de los nuevos, ninguno llega a los veinticinco años. Bien, es un dato. Si se hace la media de edad de ambos equipos titulares sale que en 2010 era de 28'18. El jugador más joven era Phil Jones, con 18, y cinco de los futbolistas superaban la treintena. El cambio en 2011 es evidente puesto que la media de edad resultante es de 24'72, más de tres años de diferencia. El benjamín del once es Jason Lowe, con 20 años, y sólamente Robinson supera las 30 primaveras. Una simple señal, quizás, pero de la que se pueden sacar muchas conclusiones. La apuesta del Blackburn Rovers por la juventud ha quedado clara. Se podría añadir que otros de los jugadores más usados son Goodwillie (22 años), Hanley (19), Dann (24) o Petrovic (22), por poner algunos ejemplos.

El juego de los de Ewood Park sigue sin tener ningún misterio y en dos partidos, como quien dice, les has cogido las intenciones. Su presión sobre el pasador brilla por su ausencia y estrechar el espacio entre el portero y su defensa no parece importarles. Están cómodos en su campo, sus dos líneas de cuatro, bien rígidas, intentan responder los ataques rivales. Si hay un disparo desde la frontal, los dos centrales se tiran a rechazarlo como leones; si entran por banda, los volantes ayudan al lateral; y si no pasa nada de eso tampoco tendrán la posesión pero vivirán tranquilos. La velocidad y el físico son sus mejores aliados. Esta característica nos lleva directamente a Chris Samba, el mayor activo ofensivo en las jugadas a balón parado. Decir que el africano es el jugador más peligroso del equipo no sería cierto porque existe David Hoilett, pero si no fuese así, Samba, un central, sería el futbolista al que temerían los rivales. Es el Blackburn y son así. Entendiéndolos puedes llegar a disfrutarlos.

David Hoilett, 1990
Decía físico y velocidad. Sobre este segundo punto se han realizado varios de los cambios con respecto a la temporada pasada. Los de Steve Kean viven en defensa pero entienden el contraataque, la rapidez, como su arma destructora. La confianza en Rubén Rochina, cada vez mayor, es una buena noticia para el Blackburn. Sorprende lo seguro que se siente a sí mismo y su atrevimiento al encarar a un rival. La titularidad de Nzonzi, indiscutible desde agosto, puede explicarse también desde este aspecto. El congoleño es un jugador misterioso cuyo talento es difícil de medir. Posee un despliegue envidiable, un grandísimo disparo y alarga el campo: llegador en ataque y colaborador en defensa. Pero hay partidos en los que piensas que resta más que suma. Luego está David Hoilett, uno que cada partido que juega con el Blackburn debe disfrutarlo como si fuese el último porque no falta mucho para que abandone el club. Ciertamente, está para un nivel superior. Es el mejor. Veintiún años, juventud, lo que veníamos diciendo. Es un paso.

Mauro Formica, 1988
Y luego está, como en todo progreso bien llevado a cabo, la innovación. Es decir, la técnica, el gusto por el balón, por saber lanzar un contraataque o por mantener la posesión, eso que el Blackburn todavía no acierta a manejar. Un nombre: Mauro Formica. Es difícil que haya un jugador que pegase menos que el argentino en el Blackburn hasta que, desde el comienzo de temporada, se han empezado a introducir estos cambios. Ahora no es un alma solitaria, o sí, pero al menos tiene sentido.

El resultado contra el Chelsea en octubre de 2010 fue de 1-2 y el sábado pasado, un año después, terminaron 0-1. Dos derrotas, sí.

Podría decirse que poco ha cambiado en un año. Pero prefiero darle un voto de confianza, de curiosidad al menos, a un equipo que nunca me ha dado nada pero hoy, a diferencia que hace una temporada, me transmite algo. Aunque casi ni se note.

2 de noviembre de 2011

Agger, Carroll y el balón

Es un dato demoledor: Daniel Agger no juega cinco partidos completos consecutivos en la Premier League desde 2009. Es más, desde que llegó al Liverpool únicamente lo ha podido hacer en tres ocasiones. Esta temporada ya ha causado baja un mes por una fractura de costilla. Cuando no es eso aparecen los problemas musculares. No ha gozado de continuidad porque su físico no se lo ha permitido. Volvió a disfrutar de un partido completo contra el WBA el sábado pasado, con Skrtel a su lado, formando la que, probablemente, es la mejor pareja posible para Kenny Dalglish. No fue el mejor partido del Liverpool pero sí uno de los que más conclusiones se han podido sacar hasta la fecha. Por Agger y por Carroll, que también salió de inicio junto a Luis Suárez.


Para empezar tomaremos como apoyo el interesante análisis (último punto) de Michael Cox en The Guardian sobre la pareja Agger-Skrtel. En él destaca los pocos disparos que concede el Liverpool y, con el danés en el once, el progreso que se produce en la salida de balón. Se aprecia una notable diferencia en el rango de pases de ambos. Mientras que Skrtel es más plano y básico, con asistencias al lateral derecho o al propio Agger, éste varía más su destinatario: cambio de banda, apoyo al lateral o, lo que resulta de gran desahogo para el Liverpool, balón hacia los delanteros, donde entra en juego el papel de Carroll y su titularidad. Por este motivo, su porcentaje de error también es levemente más alto, compensado con una mayor velocidad de juego y diferentes alternativas en el inicio de la jugada, añadido a un punto de locura que lo convierten en un central de un altísimo nivel.


Pero todo tiene un inicio. En este aspecto, la función de Pepe Reina es clave. El portero español elige cómo va a comenzar la jugada el Liverpool. Como se puede comprobar, hay una tendencia a empezar desde la defensa con un pase en corto, bien hacia sus centrales -recordemos, Agger estaba en el campo- o bien hacia los laterales para que estos decidiesen el siguiente movimiento. Uno de los mayores beneficiados de esta decisión es José Enrique, a un gran nivel, ya que participa constantemente en la posesión de su equipo. Sin embargo, en el lateral también se evidencian los fallos más problemáticos del Liverpool: se ve obligado al balón en largo debido al asfixio y a la poca claridad en el inicio de la jugada. La otra vía para Reina es el pase largo, una faceta de la que puede presumir ser de los mejores en todo el panorama europeo.


Quedó una cosa clara contra el West Brom: el Liverpool tiene serios problemas en la creación. Esto se refleja en que la mayoría de pases del gráfico anterior están situados en la línea defensiva propia. Tanto Lucas como Adam, además de Henderson, que cumple un papel asociativo y no de volante en el esquema red, tenían que retrasar en exceso su posición para conseguir una salida limpia y clara. Menos cuando aparecía Carroll, claro. ¿Y quién activaba al delantero inglés? Daniel Agger. El posicionamiento del nueve del Liverpool muestra, en el mapa de calor, que, al contrario de la imagen que se tiene de él como un delantero de área, era de vital importancia para oxigenar el juego de los suyos. Recibir el balón, acomodarlo, protegerlo, dar segundos para que el equipo salga y continuar la jugada. Haciendo el símil, Carroll hizo, por momentos, de Forlán en la Copa América para Luis Suárez.


Llegado a este punto sólamente queda una pregunta por contestar: ¿Debe jugar el Liverpool con Luis Suárez y Andy Carroll en el once inicial o, por el contrario, debe jugar con un único delantero para que no se molesten el uno al otro? Yo lo tengo muy claro: ambos.