Drogba, el crack marfileño.

Pasan los años y no deja de sumar goles. Los hace de todos los colores. De muy bella factura. Siempre ha sido considerado como uno de los delanteros más completos del panorama mundial. Lo tiene absolutamente todo. No falla en nada. Le pega como nadie, lanza las faltas, remata de cabeza y saca disparos imposibles. Además, siempre está ahí. Tiene ese olfato de los delanteros. Y cuando no le llegan los balones, se fabrica las jugadas. Da igual izquierda que derecha. Zapatazo. Pum. Gol. Otro más.

Desde su traspaso al Chelsea, es uno de los delanteros más temidos del mundo. Hace una pareja perfecta con Anelka. El francés cae a las bandas, pone la clase y los balones. También sabe hacer goles. Es tan tranquilo como efectivo. Didier está para rematar. Pero es que está en todos sitios. Cuando un balón parece perdido, o se antoja un remate difícil, aparece para sacarse un escorzo para la galería. Solo piensa en meterlo en la portería. No importa de que manera. Ya sea a la fuerza o con fortuna. Pero la mete.

Nunca falla en su cita con el gol. El tiempo pasa, pero su puntería sigue intacta. Los dos goles que ha metido en el partido de esta tarde contra el Everton lo reafirman. El tercero lo ha metido Anelka. Sin duda, una de las mejores parejas atacantes del mundo. Pero, con el empate de hoy, la Premier se calienta un poco más.

Hay que decir, también, que el Chelsea ha cambiado. Y para bien. Los laterales son interiores en el ataque. Ashley Cole e Ivanovic suben cada jugada, lo cual permite un jugador más a la hora de rematar. La pareja de centrales es infranqueable. Essien (ahora lesionado) es un portento que no para de mejorar. Lampard, Deco y Ballack ponen el toque. Joe Cole parece que está volviendo. Arriba, la dupla. Nicolás y Didier. Efectividad total.