13 de febrero de 2011

El fútbol y lo intangible


Una de las virtudes más atractivas del fútbol, y a la vez más inalcanzable, es el valor intangible de muchas de sus facetas del juego; esa cualidad por la cual los aficionados quedan relegados a un segundo plano y apenas son capaces de comprender el porqué de las cosas. El aficionado no atiende a lo inmaterial que se cocina en un vestuario, se mantiene en una órbita paralela, hasta que los once jugadores cruzan la línea del campo y se conjugan con los miles de fieles que, de alguna manera, también buscan el mismo objetivo. No es normal que ocurra, pocos jugadores tienen ese estigma único que los diferencia de la multitud, y que dentro del grupo de elegidos todavía sacan a relucir su atributo diferencial. Resulta extremadamente difícil encontrar un futbolista capaz de hacer un esbozo del destino de su equipo mediante el sacrificio y la apelación a unos valores.

Uno se pregunta cómo explicar lo diferente, cómo establecer una comparación en una situación de semejante dificultad. Un resultado de 3-0 adverso frente a un rival directo por el descenso y jugando en campo contrario. Pocas pesadillas podrían comenzar de una manera tan dramática. Y es en el descanso cuando se fragua el momento decisivo, hasta diferencial, pero que pasa inadvertido para el resto de presentes en las gradas. Scott Parker, capitán del West Ham e icono indiscutible de un club desvirtuado, se disfraza de Churchill y modifica la actitud pesimista de sus diez compañeros de campo. "Al descanso, Scott Parker fue la inspiración en el vestuario. Cuando salí al campo le dije que me había motivado mucho", comentó Carlton Cole.

La situación sobrepasó lo previsible, se convirtió en motivador, en líder, en capacidad diferencial. Sacó a relucir su estigma único para convertir el partido en un objeto atractivo, en un objetivo posible. "Él estaba en el medio, nunca había visto algo así. A veces necesitas que tu capitán cruce los límites de este modo. Si tú estuvieras allí seguro que se te habría caído alguna lágrima". El West Ham cambió su cara, consiguó el empate a tres en la segunda mitad e incluso tuvo ocasiones de sobra para llevarse los tres puntos. Una reaparición conmovedora dirigida por un capitán cuya simbología supera a su fútbol. Una nueva acepción de liderazgo y otro capítulo en los milagros de Scott Parker. Perfeccionista de lo inmaterial, cuidadoso en la motivación y oportunista durante el partido. El valor intangible del fútbol es tan importante y tan decisivo que se trabaja en grupo, en el vestuario, para cambiar la dinámica de un resultado. La afición tiene ahora más motivos para seguir confiando en la permanencia.

3 comentarios:

elparking dijo...

felicidades por el blog! ya soy seguidor!
sería para mi un orgullo que siguieras el mio tu tambien!

http://www.sportday.es

Gracias, nos leemos!

davidirracional dijo...

un grande parker. alma, corazon y pulmon de los hammers.

si descienden va a haber bofetadas por su fichaje, aunque los colores de ahora le quedan muy bien (aston villa..)

cleiguarda dijo...

Parker es un gran centrocampista me recuerda un poco a Xavi, girando sobre si mismo y buscando el apoyo de los compañeros, y es ahi donde empieza o mejor dicho acaba todo. El centro de campo Hammer es la peor de sus lineas, pese a tener al gran capitán que juega, llega arriba, tiene buen disparo y presiona no consigue tener apoyo de los centrocampistas y eso hace que en muchas ocasiones se busque un juego muy directo con pases rápidos a los delanteros.
Espero que los Hammers se salven, va estar muy interesantes la lucha por el descenso, pero seguro que al bueno de Scott no le faltan ofertas, incluida alguna del top four, Chelsea mismamente.