9 de mayo de 2011

Un sábado por la tarde


El fútbol es grande. Porque encontrarte a un héroe en el equipo más olvidado de la categoría es cuestión de suerte. Porque la suerte la alcanzan en el momento más decisivo de la temporada cuando el descenso se los llevaba por delante. Porque el descenso en el que han vivido durante meses lo han desalojado con un suspiro en el último momento. Porque un suspiro, el tiempo en lanzar un penalti, fue la acción que causó la celebración posterior. Porque la celebración en el deporte es el fiel reflejo de su saludable vida, de su competitividad innata y de un modo de vida ejemplar. Porque la vida del fútbol, al fin y al cabo, se resume en estos pequeños detalles como el del sábado en Barnet.

Cómo se iba a definir la situación de un equipo que ha estado en descenso desde septiembre si no es de penalti. Lo marcó el protagonista de la noche, McLeod, al comienzo de la segunda mitad. Necesitaban la victoria si querían salir del pozo y, además, esperar una derrota del Lincoln que finalmente llegó. Los detalles más dulces están guardados para aquellos que los buscan, y el Barnet lo deseaba ansioso. Ya habían pasado por la misma escena en la temporada anterior, siempre al borde del precipicio, llorando por no caer despeñado. No cambió el marcador, 1-0 y de penalti. Seis minutos de descuento y el romántico Underhill estalló, rompió de alegría, derrochó felicidad. Mantuvo su humilde pero merecida plaza en League Two.

El entrenador del Barnet se llama Giuliani Grazioli, tiene 36 años y fue el máximo goleador del equipo en 2005, en el último ascenso del conjunto de Londres. Curiosidades de la vida, a él le ha tocado sentarse en el banquillo en la tarde victoriosa y soleada en la que el color naranja fue el predominante. No el del sol que se ponía con los minutos sino el del colorido vestuario del Barnet, más antiestético que otra cosa, pero brillante y mojado con la celebración presidida con sidra. Lo hicieron, consiguieron la salvación, porque el fútbol decidió que fueran ellos. Quizás por un detalle fortuito o quizás por la mística de su mediocre y delicioso estadio, pero los londinenses seguirán paseando su rodillas llenas de barro por los campos más entusiasmados y underground del fútbol inglés.

5 comentarios:

lover dijo...

Muy buen artículo. Sin duda alguna, esto y no otra cosa, es el fútbol de verdad!

davidirracional dijo...

bonita historia.

cityground dijo...

Muy bueno el artículo, el descenso de la League Two a la Conference es una de las mayores tragedias dentro del fútbol inglés.

KILLER dijo...

Muy buena entrada Alvaro, puro futbol que diría mi entrenador.
La verdad es que coincido con Cityground, ese descenso es equiparable a bajar de Segunda B a Tercera en España, como el que nos toco a nosotros el año pasado, aunque esperamos hacer un buen playoff.
No sabía de la existencia de la pagina www.footballgroundguide.com, que buena,
Saludos!

Álvaro de Grado dijo...

@Killer

Sí, la página es muy buena. A mí me encantan los estadios pequeños. Si ves, por ahí hay también un enlace que te lleva a otra con campos todavía más humildes. Una auténtica delicia.

http://www.conferencegrounds.co.uk/