29 de abril de 2010

Scorey y su caballo blanco

En un mundo que tiene por necesidad el hecho de estar informado en todo momento, y la evolución de los medios para conocer lo que te propongas en el lugar en el que te encuentres, recordar un hecho pasado es sinónimo de tranquilidad y reflexión. Las noticias nos atrapan cada día conforme pasan los minutos. Conseguir salir del círculo informativo durante un tiempo, y darte cuenta de todo lo que ha pasado mientras sólamente te centrabas en la actualidad, permite tener una visión distinta de las cosas y agradecer a todos los que han hecho algo para que tú estés ahí teniendo novedades que contar. En ese momento, piensas sobre el pasado y analizas causas y consecuencias. Quizás hubo un momento, un punto de inflexión, que pasaste por alto debido a la rutina diaria.


Inglaterra es conocida por tener una afición fiel elevada a la máxima potencia. Desde que empiezas a seguir el fútbol, partes de un hecho completamente rotundo y sin ningún punto en el que dudar. Que la afición acuda a los estadios es tradición y no hace falta preguntarse el por qué. Aquí nos encontramos en el momento exacto para salir de todo presente y echar la mirada al pasado. Aquí nos toca reflexionar sobre aquello que ocurrió que cambió el sentido de lo que ahora vemos como obvio. Remontarse al año 1923 y aterrizar en Wembley, en medio de una final de FA Cup entre Bolton y West Ham, nos daría los argumentos necesarios para explicar las razones por las que comienza esta tradición o, dicho de otra manera, el principio de la pasión futbolística dentro de las Islas Británicas.

Como suele ser normal, en la previa a un partido de fútbol, la gente acude al estadio en masa. Si hablamos de una final, habría que multiplicarlo por el doble. Y si hablamos de la FA Cup, tendríamos que darle una importancia todavía mayor. El buen clima y fácil acceso en transporte público, hicieron de Wembley el lugar perfecto para pasar la tarde del 28 de abril. Las puertas se abrieron con tres horas y media de antelación. Con el comienzo del partido cada vez más cerca, el aforo de 125.000 espectadores comenzaba a llenarse y los aficionados colapsaban las entradas. Al grito de “se cierran las puertas”, la policía intentaba detener a la muchedumbre que se adentraba en el estadio.


Tres cuartos de hora antes de las 15.00, la barrera policial se había roto y los espectadores se vieron obligados a saltar al césped debido a la gran cantidad de gente en las gradas. Tanto Wembley como sus alrededores quedaron completamente colapsados. De hecho, los jugadores del Bolton aún no habían podido llegar al vestuario. Se llegó a plantear la suspensión del partido hasta que llegó el rey Jorge V al estadio. Difícil de pensar en la sociedad actual, pero el comportamiento de los aficionados cambió radicalmente hacia uno mucho más respetuoso y sereno. Con el God Save The King en boca de todos, la actitud cambió e hicieron por colaborar con la policía que buscaba el orden total. Y así fue como se llegó a la imagen que pasará a la historia de este deporte.

La policía montada a caballo dispersaba a la gente que aún quedaba en el terreno de juego. Fue Billie, el caballo gris (blanco en la foto de la época) que montaba George Scorey, el que acudió al lugar donde la multitud no dejaba de aumentar. La imagen del caballo blanco en medio de una masa de gente titula el nombre de aquella final. Como dicen muchos, sin la aportación de Scorey en aquel llamamiento al orden, la final podría no haberse disputado. Finalmente, cuarenta y cinco minutos más tarde de lo estipulado, Bolton y West Ham se enfrentaron en el partido que no pasará a la historia por los noventa minutos, sino por las cinco horas anteriores. El Bolton se llevó la victoria por dos goles a cero, aunque es posible que el resultado fuera lo de menos. El fútbol y el espectáculo primaron por encima de todo.


Y así, reflexionando sobre el pasado, llegamos a conclusiones en el presente. La final del caballo blanco, no será recordada sólamente por el primer partido que se jugó en Wembley, sino por el éxito del aficionado al fútbol. Porque el resultado del partido no es tan importante siempre que el resultado del acontecimiento siempre sea a favor del deporte.

7 comentarios:

Diego dijo...

Esta historia ya la conocía, me parece de las mejores de la historia del fútbol inglés. Qué tiempos!! Fue algo único, que no se repetirá jamás.

Muy buen artículo Álvaro, como siempre.

Un saludo

Redacción dijo...

Muy buen articulo, tenia pensado hacerlo yo en breve para la final de la F.A. Cup, aunque ahora ya no tiene mucho sentido.,..jeje

Un saludo y nos leemos

Alexandre dijo...

Chapó.Simplemente sensacional...Un saludo crack.

Tomàs Martínez Pés dijo...

No conocía la historia, es impresionante e increíble ver a una masa tan grande en un campo de fútbol.

Saludos desde http://ojeadorinternacional.blogspot.com/

Andres dijo...

Que gran historia y muy bien narrada, enhorabuena por tu entradón.

http://esteesmiatleti.blogspot.com/

Jony dijo...

Lo conocía. Este hecho es histórico y digno para hacer incluso una película.

No controlaron la venta de las entradas y se armó una buena.

Álvaro de Grado dijo...

Muchísimas gracias a todos por pasaros. Es un lujo teneros ahí día tras día.

Saludos Desde Anfield.