Va a resultar complicado que algo o alguien elimine el vínculo sentimental que Grant Holt ha creado con mi gusto por el fútbol. Representa tantas cosas que valoro que los detalles más pequeños que va dejando cada semana consiguen que aumente mi aprecio sobre su figura con el paso de la temporada. Él es el Norwich y como tal recordaré su año en la Premier League. Y cuando me pregunten los motivos por los que defiendo eso remitiré al vídeo que cierra esta entrada. Porque no podría explicarlo de mejor manera.
El primero de sus goles, su complicado remate contra el Chelsea. Aquel vuelo magistral que empataba el partido en Anfield. Un penalti decisivo sobre la bocina contra el Blackburn. Los memorables veinte minutos contra el QPR y su tanto de la victoria a pase, cómo no, de su amigo Hoolahan. El baile del área que se marcó contra el Everton o los cabezazos contra el Newcastle. O sus siempre pasionales celebraciones, como la de súper héroe en Swansea, que lo definen como lo que ya representa en su equipo, una leyenda del Norwich City.
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