18 de abril de 2012

El Reading y su racha del ascenso

Los jugadores del Reading celebran un gol de Karacan
Cuestión de rachas. El Reading se subió en 2012 a una ola positiva (46 de los últimos 51 puntos) que le ha terminado por dejar en la orilla de la Premier League. El ascenso es un hecho. Y lo han conseguido en la temporada más complicada, la de regeneración tras la marcha de sus jugadores importantes. Despedirse de Shane Long no fue un trago fácil. El irlandés consiguió llevar a los suyos a la final del playoff del año pasado pero faltó el último empujón para terminar de conocer el éxito. Su marcha se veía venir y a Brian McDermott, entrenador de la entidad, le tocó remar sin el pequeño y carismático delantero. También tuvo que decir adiós al central referencia de la plantilla, Matt Mills, quien ahora anda a tortas con su nuevo técnico en el Leicester. Sea como fuere, el equipo del sureste de Inglaterra vuelve a la Premier League, categoría que abandonó hace cuatro largos años, para recordar el buen sabor de boca que dejaron los Royals durante aquella etapa en el máximo nivel. 

Jason Roberts, 1978
El meteórico y progresivo ascenso que ha llevado a cabo el Reading no tiene una única explicación. Aunque sí podemos encontrar dos respuestas concretas. De este modo, es inevitable empezar hablando de Jason Roberts, auténtico motor que ha engranado a un equipo entero. Llegó en invierno de su papel marginal en el Blackburn y ha renacido bajo los brazos de McDermott. Potencia, intimidación y violencia exagerada en el remate, todo lo ha tenido el jamaicano de 34 años en cuatro meses para el recuerdo en los que, hasta el momento, ha dejado seis goles. El segundo argumento se encuentra en la portería, donde Adam Federici se ha vuelto a confirmar como el mejor portero de la categoría. Ahora sí, sin rival que le compita ese mérito. La seguridad del australiano ha sido el eje que ha sostenido al Reading en las tardes menos afortunadas. Tardes como las decisivas y recientes frente al West Ham y Southampton, donde una versión más gris del equipo fue compensada por una tremenda efectividad y perfectas actuaciones del guardameta.

La alineación de gala, la artífice del ascenso, no tiene ningún interrogante o duda posible. Los héroes están claros, con dos o tres futbolistas de recambio. Ha sido la temporada de Jem Karacan, la de su explosión, la de su consagración y la de su madurez. Se puede echar el equipo a la espalda, escoltado por un notable Leigertwood, y conducir cualquier movimiento a su alrededor. Pequeño y agresivo, Karacan trata con mimo el balón y se vuelve una fiera cerca del área rival. Cayó lesionado hace varias semanas y no volverá hasta el año que viene pero, inteligente él, ya dejó servido el ascenso con delicadeza. Por otro lado, a pesar de haber sido eclipsado en los meses finales, el oportunista y talentoso Noel Hunt se merece otra medalla junto al interesantísimo Jobi McAnuff, el que puede ser el jugador más completo de toda la plantilla.

Adam Le Fondre, 1986
Al Reading le encanta correr al contraataque, es su mayor virtud, cuyo papel encarna a la perfección Jimmy Kébé, de piernas largas y desborde cortante. Su velocidad es el recurso más utilizado a campo abierto. La pareja de centrales, el elegante Pearce y un robusto Gorkss, junto a los dos laterales indiscutibles Cummings, por la derecha, y el incombustible Ian Harte, por la izquierda, cierran la defensa. Han pasado muchos meses desde la marcha de Shane Long, imagen feliz del Reading. Alcanzar su simpatía no es fácil, pero sin duda que Le Fondre ha recibido gotas de la misma pócima para ser decisivo desde el banquillo. Los de McDermott han llegado a la Premier League gracias a una racha casi impoluta. Toca confirmar que pueden mantener la regularidad al más alto nivel.

1 comentario:

davirracional dijo...

la verdad que si nos dicen en noviembre que el reading iba a ascender con 2 jornadas de adelanto no nos lo creemos

menuda segunda vuelta.

me preocupan los hammers, hace un mes tenian el ascenso en la mano, y ahora se enfrentan a la loteria del playoff con la moral por los suelos