26 de marzo de 2012

La cantera del Liverpool: ¿nivel o tiempo?

En la competida carrera por hacerse con los mejores talentos de Inglaterra, el Liverpool ha cogido un ritmo alto, sostenido y confiado. Puede que esté motivado por las carencias del producto regional o por las limitaciones que éste tiene, pero en los últimos años han llegado a las instalaciones de la Academia jugadores de otras canteras fichados con la vitola de estrella. La competitividad por hacerse con estos futbolistas es extrema, por lo que sus adquisiciones se traducen en elogios merecidos hacia la gestión del equipo. Una gestión que, paralelamente, ha sido utilizada en el primer equipo con un criticado sobreprecio, como fueron los casos de Andy Carroll o Jordan Henderson. ¿Hasta qué punto hay que invertir cuando se puede desarrollar lo propio? Las contrataciones de jóvenes futbolistas en plena adolescencia han estado recientemente relacionadas con la polémica. En la memoria está el debate que surgió con Daniel Sturridge y su cambio desde el Manchester City al Chelsea o, en el plano internacional, la llegada de Kakuta a Stamford Bridge.

Steven Gerrard, en 1999

Desde finales de los noventa, cuando Gerrard y Carragher entraron de lleno en el Liverpool, nadie ha cogido el testigo generacional. Ahora que se acerca el final de sus carreras urge un relevo que no llega. Que no llega y se espera. Y surgen preguntas: ¿La cantera no ha producido lo necesario? ¿No daban el nivel exigido? ¿Han tenido oportunidades? Parte de lo primero, otro tanto de lo segundo y bastante de lo tercero. Queda la sensación de que la última pregunta se responde antes que las otras dos cuando debería ser al revés. Es decir, si primero debería medirse el nivel y luego el número de oportunidades. Se mantiene la duda de si la dirección técnica confía en los productos que ellos fabrican porque no paran de darse casos que hacen cuestionarse este punto.

Martin Kelly, 1990
Los ejemplos más recientes de chicos ingleses que han crecido en la cultura liverpudlian y se han consolidado en la primera plantilla son Jay Spearing, nacido en Liverpool, y Martin Kelly, en las inferiores desde antes de cumplir los 10 años. Ambos están experimentando un crecimiento notorio por las posibilidades que, por una circunstancia u otra, se les han presentado. Por abajo asoman nuevos jugadores que todo indica que se quedarán en el club a corto plazo y que se tendrán que enfrentar al problema de las oportunidades, como es el caso de Flanagan, Robinson o Conor Coady, criados en Anfield.

Pero el Liverpool está actuando sobre su cantera contratando futbolistas que llegan contrastados a sus respectivos niveles. Ante la falta de talento, lo compran. Han reforzado hasta cuatro generaciones con fichajes consolidados de otras canteras por los que se han peleado los mejores equipos del país.

Jonjo Shelvey, 1992

Hace dos veranos, previo pago de 2 millones de euros, llegó directo a la primera plantilla Jonjo Shelvey. Con la única experiencia de jugar en el Charlton, donde sigue teniendo el récord de precocidad como jugador, el inglés dispuso de varias oportunidades en la Premier League y gozó de la titularidad en Europa. Sin llegar a consolidarse, el Liverpool lo cedió al Blackpool en la presente temporada, equipo con el que cuajó diez partidos sobresalientes que le valieron para regresar a cubrir la baja de Lucas. Shelvey es un habitual de las categorías inferiores, centrocampista con un buen golpeo de balón y gran disparo, pero que aún no goza de continuidad al primer nivel. Tiene más de lo que ha mostrado.

Raheem Sterling, 1994
La joya de la cantera procede del Queens Park Rangers y costó, inicialmente, 600.000 euros. Llegó hace dos años y su futuro apunta muy alto. Raheem Sterling, de cuerpo fino, mirada al frente y piernas ágiles, es el futbolista más decisivo del equipo de reservas siendo el más joven y, aunque todavía no ha cumplido 18 años, debutó el sábado pasado contra el Wigan. Tiene desborde y acostumbra a jugar en la izquierda, a banda cambiada, donde su velocidad y regate hacen el resto. Además posee mucho gol, como ya ha demostrado. Es la sensación, la esperanza, el mayor potencial del Liverpool. En la selección también es un fijo.

Jordon Ibe, 1995
Por su parte, Jordon Ibe es un adelantado a su generación. Llegó el pasado diciembre procedente del Wycombe. En su anterior club jugó bastantes minutos en League One, hasta participó en la Carling y ahora en el Liverpool se ha consagrado en el equipo U18 como uno de los más jóvenes del interesante once titular. Esto supone bajar varios escalones para encauzar una correcta progresión. Ibe siempre ha ido dos pasos por encima del resto. Ha participado en la Next Gen Series. Responde a la figura de un extremo, a pesar de que también puede ser delantero, de gran potencia y con un punto de gravedad bastante bajo.

Sheyi Ojo, 1997
Ejemplo perfecto de niño prodigio. La llegada de Sheyi Ojo estuvo envuelta por la noticia que supone contratar a un chico de 14 años. Todos querían hacerse con él. Con su anterior club, el Milton Keynes Dons, era conocido por jugar con tres o cuatro generaciones superiores. Por ejemplo, participaba con los U18 cuando tenía 13 años. El centrocampista, de físico portentoso, se convirtió a su llegada en uno de los primeros schoolboys del Liverpool en conseguir una convocatoria con la selección inglesa. Se sabe poco más de él, pero las expectativas son indudablemente altas. La cantidad de su fichaje no se hizo pública, como la de Ibe.

Ellos cuatro son ejemplos de cómo el Liverpool está actuando dentro de sus fronteras. Pero ahora también quiere ampliar su rango de actuación y tiene en el punto de mira la Next Gen Series, de la que fueron apeados en semifinales por el Ajax para terminar, finalmente, en un digno tercer puesto en el primer año de competición. "Como club, apoyamos totalmente esta competición", dijo Frank McParland, director de la Academia. Y no es para menos, ya que durante ese torneo, el cual han seguido con mucho interés tanto Kenny Dalglish como Damien Comolli, se han hecho con otro jugador, Joao Teixeira, del Sporting portugués.

En definitiva, una estrategia que está funcionando en el fútbol base pero que todavía no ha visto sus frutos en el primer equipo. Y si no se solucionan los problemas de confianza, a pesar de las intenciones inversoras, seguirá quedándose en una idea interesante pero no en un proyecto ganador, que es el objetivo del plan que teje el Liverpool.

1 comentario:

Edgar dijo...

Muy buen post, asi como todo el blog en general, realmente esta bastante bien trabajado.

Saludos y te sigo.